martes, 28 de enero de 2014

1969 - CAMBIO DE SUCURSAL


Políticamente iniciamos este año con un "Estado de Excepción" para tres meses a partir del 25 de enero. El dictador suspendía de nuevo sus propias leyes para tenernos aún más aniquilados de libertades, lo que en la práctica los vascos ya llevábamos sufriendo desde su Golpe de Estado de 1936.

En A..., por cuestión de edad, a los nacidos en 1948 nos tocó hacer de "quintos". Era una buena juerga larga y continuada para los primeros meses del año, pero a su vez constituía el aviso de que ya nos acercábamos a la mayoría de edad y con ella a "servir a la patria" con el obligado cumplimiento de la milicia.

Y bancariamente, que es el tema que aquí me toca, hacer y cuadrar el Balance de Caja de Ahorros, el de asignar de manera legal y manual todos los intereses a las Libretas, fui mi mayor responsabilidad y prestigio en la sucursal. Si ya empecé metiendo varias horas extraordinarias, el jueves 23 de enero escribo en mi Diario "Hasta las 9,30 de la noche trabajando: Diferencia en Balance de Caja de Ahorros"

Voy a centrarme en este tema y tratar de explicar de manera entendible la importancia y dificultad a la vez del "cuadre" de este Balance. A las cantidades que los clientes ingresaban o reintegraban en las libretas se les sumaban o quitaban los intereses procedentes, según lo autorizado y/u ordenado por el Banco de España.  Empezaba a producirlos el primer día de la quincena siguiente y se quitaban desde  el último día de la quincena anterior. Los bancos ya se ganaban esos cachos de quincena en concepto de "valoración".

En mi sucursal calculo que podía haber unas 60.000 partidas de dinero movidas al año. Pues había que calcularlas todas, de manera manual, con unas "tablas" de papel  donde ya estaba desarrollada la fórmula del "carrete" o "catarro" (capital por tiempo por rédito y dividido por 365). Y debo decir que para nuestro banco era del máximo prestigio cuadrar el balance al céntimo, pero al céntimo de verdad.

Lo hacíamos semestralmente. Recuerdo que esta vez fui teniendo diferentes diferencias y encontrándolas, que tuve que trabajar muchas tardes, que hasta me vinieron de Organización a ayudarme... Pues, al de meses, nos quedó un céntimo de diferencia, que se resistió todo el tiempo a cuadrar. Y hubo que pedir autorización al "santa santorum" de la casa, a la Administración Central, que al final y de manera absolutamente excepcional, nos autorizó cuadrarlo... por caja! Lo que no recuerdo es si cobré o tuve que poner el citado céntimo.

Otro tema, el más importante de este año, fui mi cambio de sucursal. Lo que primero me pareció un acierto y una suerte, unos meses después se volvió contra mí, aunque al final se hiciera justicia. Yo de chaval, y más por entonces, estaba muy vinculado a mi pueblo. Y mi pueblo era pequeño. Y tenía una sucursal del mismo banco, pero pequeña. Inocentemente solicité desde mi entrada al banco el traslado a ella, por simple cuestión de cercanía y evitar viajes. Entonces no veía mas allá. 

Así lo cuento en mi Diario. "Miércoles 3.09.69. Bancaya.... Agur: Mi último día de trabajo en... Despedida oficial y real de mis compañeros con un sencillo lunch. Me han enseñado mucho. Un recuerdo para toda mi vida"

Lo de menos fue el cambio de puesto. Para empezar caja, el más desagradable de la pequeña oficina, donde ya me defendí sólo  nueve  días después. Aprendía rápido, por lo que después vendría el de Contador, que por entonces era el importante o el del primer empleado de cada sucursal. Lo peor fue tener que aguantar las estrechas miras del director y del apoderado. Eran de pueblo pueblo... y no entendían nada de las proyecciones de la capital, del futuro, del negocio.  Estaban parados en el tiempo y en sus viejas y ya inservibles costumbres.

Y aquí  aprendí al menos dos cosas nuevas. Una, a trabajar en el pequeño pueblo que todos me conocían y sabían de mis  aptitudes como dirigente y atrevido ya en mis viajes  aventureros. Dos, a soportar las pocas luces de mis jefes, anclados en las apariencias de pueblo donde además creían gozar de prestigio por dirigir también otros estamentos populares.


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